Durante los siglos XVI y XVII, algunos conventos de Puebla eran verdaderas fábricas y laboratorios de experimentos, las monjas competían en ingenio y dedicación para preparar y ofrecer a la sociedad poblana y a los extranjeros los mejores dulces y galletas que había en la ciudad. Con originales formas y presentaciones, combinaron las recetas e ingredientes autóctonos de Puebla y México para mezclarlos con las costumbres españolas, creando así una gran variedad de dulces. Algunos de ellos que no te puedes perder: Camotes, tortitas de Santa Clara, borrachitos, dulces de leche, muéganos, macarrones de leche, cocadas de frutos secos, jamoncillos, palanquetas y más.