Leyendas Poblanas: La laguna encantada del Atoyac

yosoypuebla
escrito por yosoypuebla

Es casi imposible que al vivir en Puebla ó siendo poblano no conozcas ó no hayas escuchado acerca del Atoyac. Un río que nace del deshielo de la Sierra Nevada y que pasa por estados vecinos como Tlaxcala y Guerrero. Actualmente es bien sabido que este río «apestosín» se encuentra muy contaminado por razones bien conocidas como: las constantes descargas de desperdicios de fábricas de todo tipo y por gente con poca cultura ambiental que prefiere destruir la naturaleza a aprender a vivir en armonía con ella. Es importante que conozcamos la labor de Dale la Cara al Atoyac y nos únamos en sus espacios para contar en un futuro con un río limpio y lleno de vida. Rescatar al Atoyac debe ser pensamiento y acción de todos los que lo conocemos, un granito de arena para recordarlo es compartirles una leyenda poblana escrita por los maestros Salvador Momox Pérez y Roberto Vélez de la Torre en el libro «Leyendas Poblanas»….

La laguna encantada del Atoyac

Basilio era un hombre que a sus 50 años se conservaba soltero y vivía con su mamá.

Se caracterizaba por ser muy hogareño por lo que los domingos se ocupaba de pasear con sus sobrinos. Ellos eran de los pocos habitantes de esa parte del póniente de  la naciente ciudad de Puebla.

Se hace la aclaración que a finales del siglo diecinueve, las riberas del río Atoyac normalmente estaban desiertas. De vez en cuando se veían pasar algunas cabezas de ganado bovino, equino y asnar. La gente que por ese entonces vivía cerca del río, es decir, en los ranchos de la Concepción, Zavaleta, el Molino del Batán y en diversas fábricas textiles. Rara vez caminaba por las veredas que conducían a la ciudad de Puebla.

Un día Basilio y sus sobrinos decidieron salir más temprano de su casa. Caminaron y caminaron rumbo al sur, sobre la ribera del Atoyac. De pronto, observaron que a lo lejos se encontraba un espejo de agua, que no era del río, sino distante de él unos 100 metros. Al llegar constataron que era una pequeña laguna de muy poca profundidad. El fondo se veía hermosísimo, en tonalidades de color azul y verde. Lo más sorprendente era la gran variedad de peces de colores que revoloteaban alegremente en esas aguas tan cristalinas.

La expresión del tío Basilio fue francamente sorpresa:
– ¡»Cómo no habíamos visto esta maravilla antes»!

Sin esperar más, se quitaron la ropa y se metieron al agua. Empezaron a jugar con los peces, que lejos de asustarse, pareciera que quiseran comunicarse principalmente con los niños.

Estos al principio no se dieron cuenta de esta actitud, pero al advertirla, se espantaron y se salieron de inmediato de la laguna. Al seguirlos observando, su asombro fue mayor, cuando vieron como los peces formaban con su cuerpo la palabra «AUXILIO».

Despavoridos tío y sobrinos se alejaron de ese lugar.

Ya repuestos de la sorpresa y bajo el resguardo de su hogar, platicaron a sus familiares, amigos y vecinos su vivencia. Con una mezcla de temor, curiosidad y verdadero deseo de conocer tan extraordinario lugar, los informados acordaron que al siguiente día acudirían a la laguna encantada, como la bautizaron desde ese momento.

Apenas había amanecido, un numeroso grupo de personas se dirigió al lugar descrito. Buscaron y buscaron y jamás encontraron algo.

Con el paso de los años, se rumoró en varias ocasiones, que otras personas también tuvieron la oportunidad de ver y disfrutar de tan maravilloso lugar.

¿Tendrá que ver la gran abundancia de peces de este extraordinario lugar, con el gran desarrollo económico y posterior deterioroe ecológico de ésta parte del territorio poblano?

Debe recordarse que en ésta zona que actualmente pertenece al municipio de San Andrés Cholula, se encuentran ubicadas universidades de gran prestigio, así como empresas altamente exitosas.

Fuente: Libro Leyendas de Puebla
Autores:
Salvador Momox Pérez
Roberto Vélez de la Torre
Edición 2004
páginas 60, 61, 62.

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