Como ya sabrán la ciudad de Puebla cuenta con numerosos puntos que han formado parte importante de la historia de México, los ferrocarriles constituyeron una parte importante del crecimiento de nuestro país, ha generado identidad nacional y valor histórico invaluable, tanto por la arquitectura de las estaciones, como por la ingeniería necesaria para construir cada maquina y el esfuerzo humano para levantar las vías.
El Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, en la 11 Norte, 1005 en pleno Centro Histórico de la ciudad de Puebla, se distingue por agrupar entre sus muros la historia de los ferrocarriles en nuestro país, dándonos un espacio para que conozcamos un poco más sobre aquellos enormes armatostes en el que se movió la historia de otros tiempos.
Personalmente el museo me trae gratos recuerdos porque mis padres acostumbraban llevarnos los fines de semana a conocer los vagones y fantasear con que eramos algún caudillo de la revolución o imaginar un viaje desde el Puerto de Veracruz a la Ciudad de México.
Lo que hoy es el museo esta formado por las que en su tiempo eran dos estaciones, la del Ferrocarril Mexicano y Mexicano del Sur, la primera fue inaugurada en 1869 por el presidente Benito Juárez, mientras que la última data de finales de 1880 misma que cerró sus puertas en 1920. El edificio que hoy sirve de museo, fue la estación donde miles de pasajeros tomaron el tren hasta 1947, año en que se cerró por primera vez. A partir de 1960 se destinó únicamente al tráfico de carga y en 1974 cerró sus puertas definitivamente quedando abandonado el edificio.
Mientras se decidía que hacer con el, dicho inmueble sirvió de mercado, los terrenos aledaños se volvieron viviendas irregulares e incluso la estación fue usada como casa hasta que en 1985 el Instituto Nacional de Antropología e Historia lo declaró edificio histórico y se iniciaron las labores de rescate para convertir el lugar en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos.
En estos días puedes encontrar más de 60 vehículos de diferentes épocas, entre las que se encuentran cinco máquinas de vapor, cinco diesel-eléctricas y una eléctrica, la 1001 del Ferrocarril Mexicano. Entre ellas existen dos únicas máquinas de vapor de vía ancha que aún están en condiciones de funcionar, la 650 y la 1150. También sobresalen las máquinas Alco DH-17 y DH-19 diesel-eléctricas de tipo PA-4, que constituyen un dueto extraordinario en el mundo: son las únicas sobrevivientes completas y en posibilidad de trabajar de un lote de alrededor de 200 que se construyeron en los Estados Unidos. También, como parte del equipo expuesto al público en los andenes, está un autovía inglés de primera clase, de 74 plazas, dotado de un motor Rolls-Royce, capaz de alcanzar una velocidad máxima de 110 km por hora.
Además de todo este enorme equipo, en el museo encontrarás herramientas que se usaban para tender vías, silbatos, relojes reglamentarios de bolsillo, butaquería, encarriladeras, banderas de señales y un termómetro de caldera. Por otro lado para que no demos una idea de como funcionaba todo el entorno ferrocarrilero se cuenta con enseres de oficina que incluyen boleteros, pizarrones de horarios de trenes, relojes de pared, extintores, cajas fuertes y prensas de copiado, entre otros. Y de comunicaciones se cuenta con objetos que señalan la evolución de este rubro: telégrafos, telegráfonos y teléfonos de diversas clases.
Me gusta visitar los vagones que han sido remodelados a la usanza de la época, de tal modo que puedes ver como viajaba el presidente y su comitiva en los convoyes presidenciales, cuatro vagones que han sido arreglados a la usanza del servicio regular de pasajeros, un carro dormitorio y carros especialmente acondicionados para ser biblioteca, un carro de fotografía que expone imágenes de estas maquinas entre otras.
Te invitamos a que descubras y te dejes llevar por este rincon lleno de nostalgia que encontramos en nuestra ciudad y saques tus mejores fotos, te garantizamos que no volverás a ver los trenes igual.
Es un maravilloso museo, ojala y algún día pueda viajar en ferrocarril.